En esta obra, Octavio Salazar, profesor de Derecho Constitucional, habla de la necesidad de transformar las estructuras de poder, de que los hombres dejen de gozar de manera acrítica de sus privilegios, dejen de estar ausentes en lo privado y de creerse omnipotentes, que no huyan más de lo femenino, que seamos "militantes" contra la desigualdad.
"Si el machismo ha perdurado a lo largo de los siglos es porque los hombres hemos sido cómplices, en muchos casos con nuestro silencio. Aunque no seamos acosadores ni violadores ni puteros, hemos guardado silencio cómplice", denuncia.
"Los hombres tenemos que dejar de dar lecciones a las mujeres y trabajar con nosotros, entre nosotros, porque estamos carentes de modelos. Por ser 'hombres de verdad' hemos vivido muy cómodos, pero también hemos renunciado a un montón de cosas, a lo más privado, a las emociones. Si cada uno asume su responsabilidad daremos un paso histórico. Y si no lo hacemos, esto se quedará así(*) otro par de siglos".
- “así” significa mantener la brecha salarial y ocupacional.
- “así” es también sumando mujeres víctimas de violencia de género, 1.121 desde el año 2003, cuando empezaron a recogerse estadísticas oficiales.
- “así” es que, todavía hoy, uno de cada cuatro jóvenes considera "normal" la violencia en la pareja y más del 20% de los españoles de 15 a 29 años cree que la violencia machista es "un tema politizado que se exagera mucho".
"Ante lo que está ocurriendo lo primero que tenemos que hacer los hombres es ponernos delante del espejo, analizarnos y darnos cuenta de la situación privilegiada que tenemos por el simple hecho de ser hombres. Y justo después asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde para transformar el statu quo".
Dicen los expertos que mientras las niñas son conscientes desde pequeñas de la complejidad de su género, los niños ignoran por completo qué significa ser hombres y crecen plácidamente acorralados en el modelo masculino de competitividad, agresividad y fuerza.
Ahora el feminismo pone esta masculinidad patas arribas y puede generar cierto desasosiego entre los hombres porque todo aquello en lo que hemos sido socializados se tambalea.
“Toda lucha por unos derechos se tiende a radicalizar, pero es normal. Y está bien que nos pellizque a veces. Si molesta, por algo será. Algo se ha puesto alerta y es clave para que haya una consciencia de género", asegura Salazar.